Sobre tu azul celeste
Navegaron mis ojos de creciente
Y fueron atarrayas pescando
alimento
Para mi piel sedienta.
¡Qué mares! No recorrí en tus
pupilas
¡Qué riberas! No caminé con tu
mirada
Que estepa no fue mi regazo
Que moría en el remolino de tus
brazos.
¡Ay, amor! De volcanes y
profundidades
De noches con sabor a vino en su
cántaro
Amor de sueños vespertinos
Calcinando mi cuerpo de
atardeceres.
Fotografía de mi propiedad