Como Ceiba
añeja
Tu cuerpo
cuajado de verde follaje
Daba sombra
a quienes de tí demandaban
Tu alma
vestida de primaveras y veranos
En tus ojos
el brillo de mil soles
Regalando
luz a tus profundas pasiones
Fuiste
velero de retorno a casa
Albañil de
cánticos de pájaros
Alquimista
del amor bordado de oro
Tu piel
canela oscura
tus cabello
motas de algodones florecidos
Paseabas la
pradera arrogante y altivo
Caballero de
mil lunas e ilusiones
Fuiste
alfarero de besos y de versos
Miscelánea
de cuerdas sonoras
Canto de
turpial en un pentagrama de sueños
Marinero
navegando ríos de ilusiones
En canoas de
esperanza, los ríos remontabas
En el
laberinto de tu mente serpenteaban volcanes
El Aconcagua
y el Tíbet movían tus deseos
Pirámide de
conocimiento, indios apaches y selvas vírgenes
Así era mi
padre, mente inquieta, autodidacta supremo
Mezcla de
mago, constructor, cultivador y artesano
Aprendiz de
felicidad cosechando la vida.
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