Y
cuando mis pasos se encaminaron al supermercado, no era capaz de imaginarme que
me iba a encontrar con el verdadero significado de aquella sigla que ha venido
retumbando en mi cerebro, tratándole de darle una explicación que se salga de
toda lógica y que me lleve a concluir que no estamos en peligro.
Pase
la avenida de las Aguas por donde transitan unos borradores de color rojo
llamados Trasmilenio, cargados de pasajeros autómatas, soñadores que piensan diariamente
que en nuestro país no pasa nada y que se
mueven al ritmo de esa fuerza denominada en la física como inercia, se rozan,
conversan, ríen y duermen hasta llegar a su destino; Pero al pasar al frente de
donde Yo estaba, pensé por un instante que esa calle ya no era un espacio público,
era un espacio privado entregado a
grandes magnates del transporte, por donde solo podían circular sus relucientes buses, este fue un pequeño
pensamiento, pero lo peor estaba por llegar.
Entré
al Supermercado, tomé el carrito y comencé a ver una serie de artículos
importados, casi que enloquecida empecé a llenarlo presa de una gran
excitación, era imposible que todo estuviera tan económico, pero esto fue
cuestión de minutos, luego mi corazón explotó de dolor, estaba de frente a la
realidad, ese hígado importado a $2.400 pesos la libra, cuando hasta hace poco
pagaba $4.900 pesos, ese espagueti a $600,00 pesos, cuando las pastas de mi
país costaban $1.350 pesos la media libra, era lo que me separaba del hambre y
la miseria de mi país.
Pasaron
por mi mente los fabricantes de calzado, los textileros, los agricultores, los
trabajadores despedidos de las fábricas, la quiebra de la industria nacional, el
paro de los cafeteros, de los arroceros, la sangre de los campesinos que se
está derramando en el Catatumbo, el campesino cultivando su pequeña parcela, ¿ sería
que valdría la pena contribuir a la quiebra de mi Nación?, afloró ante mi esa
conciencia del buen ciudadano, de aquel que ama profundamente su país de origen
y comencé a devolver todo lo que había adquirido a precios irrisorios y me
carrito se llenó de PATRIA COLOMBIANA, ENFRENTANDO DE UNA VEZ POR TODAS A ESA
TEMIBLE REALIDAD, EL TRATADO DE LIBRE COMERCIO-TLC.