“La egipcia no fue nunca una mujer que
intentara equipararse al hombre... La igualdad entre el hombre y la mujer en la
sociedad del antiguo Egipto no existía y creo, que tampoco ahora... lo que más
destaca de la misma es que tenía poder y al igual que el hombre, ante la ley,
estaba reconocida como tal»
Mujer almizcle, resina de terebinto
Cera de abejas, behen fresco, aceite de alholva
Y hierbas de Chipre.
Tu piel vestida de ocre
Túnica de byssus y chales de fayenza
Con sonido de campanas
Al recorrer tus papiros
Te imagino Sechat timoneando la Casa de la vida
Guardiana de bibliotecas, señora arquitecta
Tu cuello esfinge de porcelana
Grandes ojos almendrados
Y labios rojos como la cereza
Tu sonrisa enigmática y majestuosa
Brilla en tus ojos el conocimiento
Mujer de pensamiento ácrata, tatuabas tus huellas
Velero destinataria del principio masculino,
Mujer luchadora, independiente
Caminabas arrogante sobre las arenas ardientes
Simiente de raza altiva
Adelantada a tu tiempo
Hoy te traigo a mi presente.
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