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“Hoy
el mundo lo conocemos a través del éxodo, el hambre, las guerras, los
desplazamientos, esta es la geografía que nunca olvidaremos”.
Antiguamente a través
de la geografía se conocía el mundo, las fronteras eran sitios divisorios,
impuestos por el hombre en guerras, invasiones, en luchas de poder y para pasar
de un país a otro se exigía la VISA, ese documento todopoderoso que indicaba
que se podía visitar un país cualquiera o se tenía el permiso para establecerse
en el mismo, pero la diferencia de hoy en día con esa época no muy lejana, es que
los que querían salir de su país actuaban por su propia voluntad, buscando
sueños de vida y aunque si bien siempre han existido éxodos, el mundo se abría
porque las condiciones eran distintas.
Los mares, esas
grandes extensiones de agua que brillan ante los ojos, con esos colores indefinibles
y ese ruido característico, con sus olas tranquilas o gigantescas, se asomaban
para luego descender sobre la arena, mojando los cuerpos cansados ya de
los estragos del exceso de sol.
De las selvas se escuchaba
el ruido transmitido a través de novelas en la radio, la Vorágine aparecía
habida de caucho y sangre y el vuelo X 072 reunía a toda una familia capítulo
por capítulo, para escuchar el desenvolvimiento de una historia que hacía
sufrir, llorar o reír, porque cuando un avión se perdía o se caía, era por
fallas técnicas o humanas, pero jamás se iban a tierra porque los misiles los
destruían en el aire y menos aviones
comerciales cargados de pasajeros, todos ellos civiles, sin que exista norma
del Derecho Internacional humanitario o Derecho de gentes, que hagan respetar
sus vidas; sí, la vida era cruel, pero no
en la escala que existe hoy día.
Los paisajes eran inmensos
latifundios, pintados de diferentes colores, era el alimento que germinaba en
tierras abonadas de felicidad y las semillas fuente de vida; las siembras se
dirigían de acuerdo a los ciclos de la luna, quien decidía sobre la época
propicia para sembrar o para recoger la cosecha, las semillas toda una cadena
de alimentos y pertenecían a los cultivadores y a todos los que querían cultivar
sus propios alimentos.
Hoy en día el mundo
en plena época de globalización cierra las fronteras a todos aquellos seres que
huyen de la guerra, que tienen que auto-exiliarse en cualquier país porque que
se están muriendo de hambre, por culpa del poder económico, político y religioso
imperante, los misiles aterrizan en sus cuerpo, la sangre rueda por la tierra y
sus carnes flácidas o el hambre invade las fronteras de sus cuerpos siendo solo
pieles adheridas a los huesos, ojos como cuencas ambulantes y sus pies , si sus
pies son del grueso de un alambre.
Ya los mares no
levantan y arrojan olas, solo empujan
cuerpos… cuerpos… y cuerpos que se ahogan porque huyendo del horror sobre
barcas endebles, encuentran su tumba en el mar, no es la historia del TITANIC,
es la historia de miles de barcas endebles, con exceso de seres humanos,
cargados de dolor, de miseria, de hambre, con el miedo reflejado en sus rostros
y el llanto que cuelga de sus ojos y corre como ríos sobre sus mejillas
resecas.
Los cultivos,
peligrosos alimentos transgénicos que
han sido modificados genéticamente, y sus semillas ya no les pertenecen a los
agricultores, hoy sus dueños son Monsanto y todos los grandes dueños
modificadores.
Y el alma del mundo
se congela y miles de seres humanos solo miran y observan la masacre universal
y nadie se levanta, nadie dice nada, son solo mantas raídas que arrastran su
miseria sobre pies inertes y cansados, ¿que esto no nos toca? ¡Claro que sí! Ya
está en nuestras puertas, ya no es la parca la que llegará desdentada, con su
mueca estentórea, ojala solo fuera ella, pero no, es el hambre, la miseria, las
enfermedades, es el nuevo orden mundial manejado por unos cuantos poderosos de
la tierra, que necesitan del oxígeno y de la miseria de todos Nosotros, y todo
esto ¿para qué? ¡Eh ahí la gran pregunta!.