Caminaré las mismas
calles
Que transitan las
gentes del común
Y los llamados “habitantes de calle”
Y mis pasos
recorrerán sin prisa
Esa historia común en
cualquier parte.
Una ventana con sus
vidrios melancólicos saludará
Y una puerta ancha se
esconderá detrás de sus cerrojos,
Y mis pasos, paso a
paso
Recorrerán las
conversaciones silenciosas,
De ojos cansados
Y bocas en un rictus
de abogado que ha perdido un caso,
O de una mademoiselle a quien se le zafo el tacón
O de una pareja perdida en el espacio,
Con un adiós que tiembla en sus manos.
Seguiré caminando, lavando los pecados
De aquel judío errante,
O un Caín proscrito
Por la muerte de su hermano.
Y serán las ventanas barrotes de justicia
Y los pórticos serán celdas abyectas
Donde muchos Caín serán confinados,
Obligados a cumplir con su destino.
¿O será este el caso, que perdió el abogado,
Y hoy su cliente vaga por las calles condenado
A un destierro, cumpliendo pena,
Por un pecado que otro permitió
Que cometiera,
Según el CAÍN DE SARAMAGO?
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