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No
sé, si aún recuerdes
Cuando
tu mano se asió a la mía
Vistiendo
nuestro corazón de colores
Que
le cantaban al cielo anaranjado.
¿Recuerdas
el olor a flor marchita
Y
esa humedad que se paseaba
Por
entre los árboles que se desvestían,
Formando
un tapiz sedoso
Por
donde caminaban tus sueños y los míos?
Nunca
olvidaré la humedad de las hojas
Y
nuestros pies como pájaros alados
Queriendo
volar al infinito,
Para
alcanzar los anhelos escondidos
Detrás
de la neblina de un adiós,
Que
en silencio esperaba y esperaba
A
que ese otoño nos abrazara
Con
el adiós de tu partida.
Y
se quedó adherida al paisaje
Como
huella de silencios
Y
lágrimas que rodaron
Cual
manantial deslizando por los surcos
De
la piel desperdiciada
Y
de los sueños diseminados,
A
la espera que el viento los levantara
Elevándolos
como ofrenda
A
ese amor que latió un día
Y
que se perdió entre la hojarasca
Muerta
del recuerdo.
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