Han quedado las huellas en el camino
de tus pasos y los míos,
de tus manos asidas a las mías
de tus senderos retazos de mi alma
de mis bosques, mariposas de sueños.
tu alma anduvo los recuerdos
y mi boca libó tus labios,
besos como mieles de abejas
que sembraron aguijones,
y silencios y lluvias y pasiones.
y nos deslizamos ávidos de vida
por aquellos atajos,
tapizados de otoño
hojas añejas, alfombras tupidas de ocres,
corazones atados, que aún respiran
en el fragor de tus brazos
y de nuestras batallas.
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