Y la vida se detuvo, en el momento menos imaginado nos
dejó impávidos, sin atinar a decir nada, la tristeza invadió nuestra existencia
y el mutismo cerró el alma; los meses fueron transcurriendo y cada mes que
pasaba era presagio de esperanza, pero no, llegó el mes de diciembre, y estamos
ad portas de otra cuarentena, y si bien continuamos con la tradición, esta celebración
ya no será igual, solo reuniones con la familia con la cual convivimos, las
novenas donde todo era alegría no se pueden hacer, un tapabocas llama al recogimiento,
unas gafas ocultan nuestra mirada, se puso de moda el alcohol el cual lo llevamos
a pasear a todos los sitios a donde nos dirigimos, por todas partes gel
antibacterial, agua y jabón y cloros para los zapatos, de verdad que nadie
quiere comer afuera, el pánico nos acompaña a donde vamos, evitamos al vecino,
al primo, al abuelo, a la tía, al médico, un estado de paranoia recorre a las
personas y el miedo se vislumbra en los ojos.
El pesebre se encuentra desolado, los pastores en sus
chozas, no están pastoreando, San José no sabemos por dónde anda, debido a su
edad, mayor de 70 años está en el grupo de mayor riesgo de contagio, por lo tanto,
se encuentra resguardado, María sola espera a su hijo, los días son eternos y
tiene miedo, pues una mula y un buey no son compañía.
Los Reyes magos se excusaron, debido a la pandemia nos
informan que ya no harán el recorrido acostumbrado, no seguirán la estrella de
Belén y nos dicen que por seguridad se van a quedar en sus castillos, que será
en otra ocasión la visita.
Ante esta situación se les solicitó que donaran por
este año el incienso, la mirra y el oro para ayudar a los menos favorecidos,
dijeron que, con el mayor de los gustos, pero estamos esperando aún los
presentes, tal parece que estos han desaparecido y desconocemos qué
funcionarios del gobierno se quedaron con los mismos.
Ante las situaciones mencionadas, se suspendieron los
villancicos por carecer de realidad en sus letras… Los pastores de Belén, vienen
adorar al niño… La virgen y San José los reciben con cariño… Los pastores se
encuentran encerrados, San José está en cuarentena y está prohibido recibir amigos
y familiares en el núcleo familiar.
Vamos pastores vamos, vamos a Belén… y el ¿toque de
queda?, no se van a arriesgar a ser detenidos.
La cena del 24 y la del 31 ya no tendrá la opulencia
de otros años, ¿para qué si no pueden estar todos? Igual pasó con la noche de las velitas,
las casas parecían salas de velación, llenas de velas encendidas, pero con la
tristeza reflejada en los rostros, algunos vecinos se atrevieron a pasar un
plato navideño, pero un poco más y lo lanzan por los aires, para no irse a
contagiar del tal COVID 19, porque en este año todos somos posibles portadores.
Santa Claus, pobre anciano, sus tataranietos no lo
dejaron salir, le dijeron que no fuera bobo, que no se arriesgara, que ese
embeleco lo había inventado el niño Dios, entonces que lo dejaran que él se
arriesgara a entregar los presentes, así que no creo que María permita la
salida del niño, por lo tanto, vámonos despidiéndonos de esta tradición y sin
regalos de seguro no hay celebración.
Confiemos en que como afortunadamente estas
celebraciones se han venido haciendo a través de los años, el próximo diciembre
nos podamos desquitar.
Imagen de la web.
No hay comentarios:
Publicar un comentario