Y me hiciste llegar, tan pronto, como pudiera
sin importarte, que tan remotamente estuviera,
tan lejos, que ya el sonido del tren, no se escuchaba
solo quedaba en mis recuerdos,
la letra de nuestro tango, “milonga sentimental”
en aquel bar, en donde nos encontrábamos asiduamente,
al igual que el sonido del viento y del río, bajando presurosos
golpeando las piedras y sus riberas.
Sí, me hiciste llegar, pronto
porque tu espíritu, ya partía,
y sí, partió, como partieron
mis pensamientos, con los recuerdos,
de los espacios, donde escondíamos el alma
para amarnos,
quedando suspendidos, los besos que no me diste
y el abrazo, que se quedó,
cuando dijiste adiós.
Y, ahora, ¿Ya para qué regresar?
Si todo se guardó, en un cofre
Con tus cenizas y olvidos.