Y la piel, reloj de arena en su otoño
lágrimas
recorriendo los surcos/
de su piel
ajada, reseca por los calendarios,
y en sus
ojos jirones de ocasos, nubes infinitas.
Vivencias y
sueños, en su mente confusa
su presente se ofusca, se confunde,
frente a
caminos con señales, que indican/
que su aquí
se pierde.
Tristezas que
circundan el alma
lucidez,
tinieblas, olvido,
y en el fondo
de su alma, la música/
lo único que
no se aleja.
Te pierdes, madre, te pierdes
no recuerdas
a nadie,
pero yo…, yo sí, te recuerdo madre.
(Imagen de la web)