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Marcas profundas, el trasegar de
su vida
Abismos infranqueables, entre sus
arrugas,
Que al sortearlas, para arribar a
su alma,
Profundidades de sueños, se
enredaron en ella.
Cautiva en el pasado, recorriendo
senderos,
Su mente, cargada de recuerdos,
Ancló sus huellas, al laberinto
de velos.
Su vida, pájaro azul de eterno
vuelo
Surcó el horizonte, irrigando el
infinito,
Dando amor, cosecha en primavera,
Colmada de frutos tiernos, que le
llaman abuela.
Sus labios, néctar de vino añejo,
Sus ojos, cansados de tanto mirar
al cielo
Su cuerpo, encorvado por
silencios
Sus manos, temblores de amor
Su alma, baúl de secretos.
Hoy se encierra en la espera
Mirando pasar la vida, sobre su
silla hechicera,
Allí, arrinconada, ignorada y
desierta
Mira crecer el árbol, que vestirá
en primavera.
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