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No
me invites al pórtico de la democracia
Que
inverna sobre lápidas sin nombre
Que
hiela la sangre
¿Y
sus cerebros?
Pobres
cerebros yertos
Donde
la higuera
Cubre
sus vericuetos
Y
hay silencios y olvidos.
No
me invites al pórtico de la democracia
Que
ya la hiedra ocultó sus salidas
Y la
herrumbre oxidó sus ventanas
Quedándose
ellos adheridos a los cuadros
Y
hoy solo se escucha
El
eco de los gritos y los ultrajes
Y el
silencio cómplice.
No
quiero que se sepa
Que
alguna vez en este me detuve
Y
admiré su mármol sin vida
Y
dialogué con Montesquieu y Aristóteles
Y
Platón llorando me habló al oído
Hoy
de sus mentes retorcidas
Solo
sale putrefacción y olvido
Y
las leyes persiguen a los hombres buenos
Y
protegen los grandes capitales
Que
juegan al golf con el derecho a la vida
Hoy
la escoria se respeta y se respalda
Muchos
callan en un mutismo cómplice
Y en
su interior se forman las falanges
Y
una esvástica es el escudo de familia
Y es
FEDEGAN su palacio.
Nota: De uno de mis anti-poemas.
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