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“hemos visto arder tantas veces el lucero besándonos los ojos
Y sobre
nuestras cabezas destorcerse los crepúsculos en abanicos girantes.
Mis palabras llovieron sobre ti acariciándote
Amé desde hace tiempo tu cuerpo de nácar soleado.
Hasta te creo dueña del universo.
Te traeré de las montañas flores alegres, copihues,
Avellanas
oscuras, y cestas silvestres de besos.
Quiero hacer contigo
Lo
que la primavera hace con los cerezos”
Poema 14- de Pablo Neruda
Mis
palabras llovieron sobre ti acariciándote
Y
fueron tus ojos sol de primaveras destellantes
Deshaciéndose
sobre la inmensidad de tus pupilas
Que
marcaron el camino del rosal florido
Amé
desde hace tiempo tu cuerpo de nácar soleado
Cayendo
sobre tus brazos apasionadamente atezados
Aquellos
que rodearon mi cintura voluptuosa
Fundiéndose
como hierro incandescente
Dejando
que la primavera emergiera majestuosa
Sobre
ese mi espacio de néctares y rosas.
Fueron
tus primaveras pedazos de cielo
Inclinados
a mis pies esperando a que el tacto de tu boca
Dejara
huellas, ascendiendo el camino
Para
luego deshacerse y extasiarse en esa parte tan tuya y tan mía
Donde
la substancia se diluye majestuosa
Formando
caminos de mieles, con olor a camia
Senderos
solo por ti transitados
Cubiertos
de humedad y esencias
Que
aguardan otras muchas primaveras
Para
sembrar la pasión que nos invade.
Quiero
hacer contigo
Lo
que la primavera hace con los cerezos
Florecerte
con mi boca y danzar al ritmo del viento
Majestuosa,
airosa y provocativa
Quiero
cubrirte con mi ropaje apasionado y tierno
Tenderte
una alfombra roja y que dormites sobre mi cuerpo
Con
el canto del turpial y el sonido del viento
Bebiéndome
las delicias que afloran en tu risa
Libando
del dulce vino, mientras que el colibrí
Se
sacia con su pico largo, extrayendo el
néctar de las flores
Mientras
que tú me subyugas con el licor de tu boca.