Te
has instalado en mis pupilas
Cual
centellas o rayos luminosos
Que
hieren al mar, desviándole su trayecto
Hacia
puertos inciertos.
Sí,
te has instalado en mis pupilas
Y
como río de cause desbocado
Anegas
mi vida, llevándote lo que ha quedado de esta
Hacia
parajes solitarios
En
un laberinto de pasiones
Y
hoy busco en el ocaso de mi alma
La
puerta que me libere de tus brazos
Ahora,
después de la tormenta,
Ventanas
florecen sobre atardeceres
El
río canta suavemente
Y
mi corazón, sí, mi corazón florece de nuevo.
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