He vuelto, he podido
regresar
eslabones ataron mis manos
impidiendo la suavidad de
la caricia,
sonido de puertas y
cerrojos oxidados
hirieron mis oídos,
las sombras se enredaban
en mis cabellos
y mis ojos marchitos por
la penumbra
perdieron el brillo de
vida del que gozaba.
Mi cabeza, redoble de
tambores
ideas enredadas sobre las
sinapsis del cerebro,
ovillos impedían los hilos
de mi lucidez
mientras mi alma tejía
misterios,
con agujas y puntadas de
crochet
siempre sobre el mismo
punto.
Fueron mis gritos aullidos
a la luna
fueron mis lágrimas ríos
desbordados,
fue mi coraje tormenta en alta mar.
Solo una idea fija
retumbaba
asida a los barrotes
inclementes,
contaba las horas, minutos
y segundos
y en mi corazón el tic tac del tiempo,
solo soñaba con alas
que, llegado el momento se
expandieran,
y así poder alcanzar la
eternidad
como pájaro multicolor,
como cóndor.
Si he vuelto batiendo mis
alas
ahora soy libre,
he soltado mi último
aliento
arrojando mis cadenas
subterráneas,
ya los Andes se estremecen
ríos, selvas, cuevas, tepuyes,
me observan, cuando en la
distancia
mis soberbias alas se
expanden y se elevan,
para descender airosa y
volver a comenzar.
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