Que la felicidad no existe
me decías cierto día
cuando la lluvia mojaba nuestras pieles,
cuando el frío congelaba nuestras almas
y la niebla no permitía, encontrarnos en un beso.
Que la felicidad no existe, decías
mientras tus manos me acariciaban
y en tus ojos se reflejaba la vida,
cuando nuestros pies pisaban el barro
y tu cuerpo y el mío
eran uno solo
y nuestros besos eran magia.
Luego me miraste callado
gotas de sudor nos cubrieron,
tu alma palpitó intensamente
como preludio de un amor eterno,
¿QUÈ LA FELICIDAD NO EXISTE?
¿Lo puedes repetir de nuevo?
Y su voz, muy queda exclamó, mirándome
no, no existe, cuando no te tengo a mi lado.
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