A que me matas de amor a que te mueres
a que me robo todos tus besos
a que tus labios yo los profano
libando la miel de ellos.
A que hago trincheras
para esconderme y que no me veas
pa’ sorprenderte
cuando pasas frente a mi casa.
A que tus brazos aún me sostienen
y sin que lo hagas,
aún me proteges
de mis caídas, de mis fracasos.
A que te amo, a que te mueres
por sentir mi cuerpo juntito al tuyo,
cuando por fin se unan ellos
dejando solo cenizas de tanto fuego.
(Imagen de la web).
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“Son palabras que todos repetimos
sintiendo como nuestras
Y vuelan. Son más que lo mentado, son lo más necesario: Lo que
no tiene nombre
Son
gritos en el cielo, y en la tierra son actos”.
Gabriel Celaya
Son
palabras que todos repetimos sintiendo como nuestras y vuelan
llevándonos al mundo de la magia,
regalándonos paisajes arco iris
y ojos que navegan, en mares de penumbras.
Son
más que lo mentado, son lo necesario: lo que no tiene nombre
Son tejidos con flores que se bañan,
Con las hojas descolgadas de las frondas
Cantos melodiosos que brillan silenciosos.
Son
gritos en el cielo, y en la tierra son actos
de versos amorosos que redimen
las manos que acarician
con una rima melodiosa de guitarra.
Son corazones que agonizan
sobre el manto silencioso de la noche
en el éxtasis sublime
de un recuerdo que solloza
Son cadenas de sueños que se escriben
sobre el papiro de un recuerdo glorioso
que gravan corazones que florecen
en el último hechizo de la noche.
Son remembranzas que emergen silenciosas
abriendo las puertas del deseo
para luego morir abrazados
en el cenit de su cuerpo.
Son esperas sin regresos
de sombras de un adiós
envueltos en túnicas que flotan
sobre el ara de su ofrenda
Son aromas que fluyen imprecisas
en el etéreo mundo de la nada
creando realidades con tinteros
y flores que se abren para el beso.
Imagen de la web
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Soy el color de
la sonrisa
la danza del
tiempo
el sonido de un
relámpago
en una noche sin
luna
Una espiga
madurada
sobre el sembrado
de trigo
un espantapájaros
que suda
por el sol con
sus excesos
Soy un espacio en
la vía láctea
que gravita en
soledades
buscando, siempre
buscando
el agujero de
escape
Una hoja que cae
sobre la yerba
mojada
y una flor que me
mira
luciendo la
primavera.
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Conocí el mar en tus ojos
al igual que el azul de las nubes,
bebí de tus labios, el agua cristalina
que quita la sed del alma
porque baja cantando, melodía suave
que refresca la vida.
Y fueron tus brazos mi fortaleza
tu corazón mi refugio
tu voz mi mejor canción
tu pecho mi geografía
mis espacios de ternura
mi cama, mi sábana, mi almohada.
Lunas llenas alumbraron nuestros caminos
hasta que perdidos en noches profundas
de sonata de ranas, el futuro se consteló
con ilusiones fallidas.
Un no puede ser,
sin preguntas sin respuestas
solo equivocaciones pasadas,
donde mis pasos jamás caminaron.
Tus manos, cuencas vacías
partieron sin un adiós, sin un retorno,
solo pasados acompañan
campanas mudas, con pueblos en ruinas,
y mariposas sin alas.
el ruido del silencio aflora en tus poros,
pero entre ese tiempo y el silencio
hay sensaciones ancestrales,
pasos que se quedaron escondidos
entre las sombras de sus cuerpos,
que escapando del sentimiento
son hoy, tan solo deseos,
ya sin ningún espacio
sin vibración, y sin momentos,
que les puedan devolver a sus vidas
el estremecimiento que tuvieron,
solo lo dejaron perder
en los laberintos del orgullo
único orgasmo posible.
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Desde la vastedad del
universo
llegan sonidos casi
imperceptibles
de pensamientos que
pueden
modificar nuestro
futuro.
Solo basta mantenernos
atentos
conscientes y con
deseos de cambio
es por esto, amor
gravitacional
que sigo los sonidos
de los tiempos.
Y te abrazo en
transparencias
Para hacer de mis
momentos
Aquellos 5” que harán
la diferencia
Entre salvarme contigo
o morir a tu lado.
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