Estoy
frente a la mirada
De
esa muralla de piedra,
Que
vestida de muscínea
Mira
pasar el río con ojos curiosos.
Observa
los silencios de este espacio maravilloso,
Que
invita a amar y a soñar,
Y
son las piedras las que dan la bienvenida,
A
quienes con pasos cansados
Buscan
un poco de silencio,
Que
los libre de sus penas y lamentos.
Su
historia se perpetúa
Encalladas
sobre el suelo,
Mientras que entre los arbustos
El
sol penetra callado.
Y
es luminoso el semblante
Dejando
abierta una compuerta,
Que
comunica las almas
Recibiendo
el aroma que brota,
De
la magia de este diseño natural
Con
olor a musgo y a humedad.
Y
el pecho se expande
Cuando
se abrazan los árboles
Recibiendo
aire puro,
Que
alimenta a sus habitantes, gnomos y hadas
Que
por siempre han habitado,
En
esta realidad soñada.
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