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Habrase visto algo semejante, que
dispara los sentidos, nos resbala por la boca, como si libáramos el mejor de
los vinos, su color resalta sobre la paila de cobre, mientras que cuchara en
mano todo el que está cerca se apiña alrededor de la misms, no hay mejor sabor
en todos los postres que este regalo de la abuela, que llamándose manjarblanco,
toma un color canela.
El manjarblanco es una pasión ,
oriundo de Latinoamérica, se sentó a la mesa decembrina de nuestro Valle del
Cauca, se vistió de mantel rojo, dialogó con papá Noel y fué el anfitrión de
los tres reyes magos, amamantando al mismísimo niño Dios; con leche, azúcar,
arroz, en proporciones adecuadas, este líquido poco a poco se va espesando,
hasta tomar consistencia.
La leña hace su trabajo, en un fogón
especial le va dando ese sabor que degustamos dichosos.
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