Se quedaron colgados tus ojos
como la chaqueta y los guantes,
en ese espacio donde los leños
rindieron un adiós entre pavesas,
solo el trepidar de tu fuego
los pasos lentos y tus manos,
iluminaron la tenue sonrisa
de un adiós ya presentido.
Y se escuchó un suspiro apresurado
un “hasta pronto”, entre comillas,
resaltando tu liberación y mi tristeza.
¿tus besos?, no se perdieron
¿recuerdas el espacio entre el portón y la
sala?
allí quedaron, adheridos al recuerdo los
primeros,
pero el último beso, lo guardo en mis labios.
El suspiro y tu mirada
quedaron envueltos en las hojas que cayeron,
ese día, después de la lluvia
como flores inmortalizadas
y el aroma que de ti llevo.
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