Palmira señorial
con arrullo de palmas,
puerta abierta al amor
suspiro de sueños y recuerdos,
y pasiones que quedaron enredadas
en el tiempo y en la ensoñación.
Eres vestigio de infancia
espacio de recuerdos que se acortan,
sobre tus calles, olorosas a caña
dulzura del mela’o,
apiñado en mi alma.
Tu viento rara vez sopla
y retiene tu esencia, el olor a panela,
y el sonido del toc toc de los caballos
“victorias” que transitan,
por sus calles asfaltadas.
¿Qué fue de tus cultivos?
¿Del algodón, del sorgo y el millo?
ya no veo espantapájaros
sobre tus algodonales,
mi capital agrícola por excelencia.
Hoy solo nos acompañan, sembrados de caña
con su quema y su molienda
Y ese jugo de la caña
Al lado de su carretera
Guarapo que nos refresca.
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