sábado, 17 de abril de 2021

¿AÙN PODEMOS SALVAR EL PLANETA?


Aún puedo respirar y me he quedado maravillada, mis pulmones se ensanchan y sonríen y los árboles que encuentro a mi paso agitan sus verdes sombreros saludándome festivos, algunos se inclinan y me refrescan, otros tejen pequeños espacios mostrándome un bello tejido de filigrana, dejándome ver entre su follaje esa claridad entre azul y blanco por donde los rayos del sol penetran.

Río tranquila y me siento protegida, el aire baja encañonado por entre las cordilleras refrescando mis pasos; el rocío me cautiva, los cantos de los pájaros con sus plumajes multicolores alegran la vida y el sonido del agua danza de alegría refrescando la ribera.

Los campos reciben la semilla y se cosecha la tierra y la vida llega con olor a albahaca, con la piel del color de las motas de algodón, ojos negros como la tierra y los labios dulces como la panela.

El mar majestuoso viste la playa de olas y los arrecifes, corales y peces serpentean; allá en el infinito paralelan el sol y el agua cerrando sus compuertas tiñéndose de colores anaranjados; un pescador regresa con su canoa llena de peces, mientras su atarraya soñolienta descansa sobre la playa.

A lo lejos se siente la respiración de la selva con olor a musgo, a humedad; el caucho derrama leche y el aborigen remonta los ríos con el conocimiento de las plantas medicinales y la comunicación con sus ancestros a través del Yagé.

A lo mejor un mono sueña y una cascabel espera nuevamente a su Eva para volverla a obsequiar con el conocimiento, y que sea ella la que proteja  la biodiversidad y a sus hijos; los árboles se despiertan regalando oxígeno, mientras los volcanes dormitan y las montañas protegen.

La tierra palpita de amor y sacude las fronteras creadas por los hombres; no obstante tantas maravillas, los humanos destruyen la tierra, talan los árboles acabando con el oxígeno, la desforestan, cazan los animales que se encuentran en vía de extinción y comercializan sus pieles, reemplazan las semillas naturales por semillas transgénicas, y mientras tanto Monsanto engorda sus arcas, la corrupción se viste de fiesta y no les importa la naturaleza, secan los ríos, el petróleo asfalta los mares y la tierra gime cuando en alguna parte del mundo mueren los niños víctimas del hambre, no obstante creo que aún podemos salvar el planeta, es cuestión de conciencia y compromiso.

La guerra se traga a los hombres, la historia desaparece, violan mujeres, matan personas en nombre de Alá, los misiles cruzan el espacio, las ciudades son convertidas en polvo y la sangre corre como río desbocado, se crean virus y bacterias, para que luego los industrias farmacéuticas puedan vendernos sus medicinas, las vacunas se ensayan en los cuerpos tercermundistas y surgen nuevas enfermedades, los alimentos producen cáncer, las drogas como el Internet adormecen las mentes, las abejas desaparecen, el hombre ya no se comunica con su vecino, solo lo hace a través del chat, viviendo en una terrible soledad, así su amigo esté al frente; mientras tanto, la tierra gime, implora, llora al ver cómo nos destruimos y acabamos con ella; el planeta tierra agoniza y en su estertor se asombra al ver cómo toda esta civilización está cavando su propia tumba. 

 Imagen de la web




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