Entre
la simplicidad del silencio, la tranquilidad del momento y la observación,
surge el haiku para relatarle a los seres humanos la belleza de la naturaleza.
Es
un momento sagrado, es una comunión del espíritu con la naturaleza, en donde ésta
se muestra en todo su esplendor y el observador logra captar a través de sus
sentidos ese momento maravilloso, ese estado de conciencia que recoge y replica
a través de la pluma ese instante único e irrepetible.
En
su esencia el haiku tiene un tiempo, el presente, el aquí, el ahora, que
sorprende, que refresca, que maravilla; es un ahora que capta la armonía del
entorno, la belleza del instante, lo que se está viviendo en este momento, es
“viento que levanta el cabello regalando sombras al rostro”, se puede
determinar que la vida es un permanente Haiku, que nos llega a través de la
observación, de la atención, de la aceptación.
Se
puede afirmar que en el haiku no se cuestiona, no se compara, no se valora, no
existen juicios, solo se observa y se capta el instante.
Un
haiku es lo que sucede en el momento presente, es una acción irrepetible, el movimiento
de un pájaro jamás será el mismo al instante siguiente, por ello no podemos
comparar, ni hacer juicios de valor, pues destruiríamos la particularidad del
momento, es decir la esencia del Haiku.
Serenidad del río
Irrumpe
su tranquilidad
La
piedra que cae
Es
deber ser en la construcción del Haiku, el observar el hecho, el momento que
regala la naturaleza, es un estar vacíos de toda experiencia y conclusiones,
por ello entre más liberados se está de pensamientos y acondicionamientos el
resultado de esto es un haiku puro y muy sensible, es un mensaje que capta la
mente y lo reproduce tal cual como sucede, como se observa.
Es
la propia naturaleza la que nos da ese momento único, maravilloso e
irrepetible.
Se
puede tomar como ejemplo un viaje a lugares que no se conocen, que no se está
acostumbrados a verlos, estos producen un gran asombro, una sensación de lo
nuevo, de lo desconocido, de aquella experiencia maravillosa la cual se quiere
retener.
El
observar un momento de la naturaleza, sin presupuestos o ideas, solo captando
el suceso, esto es algo que maravilla los sentidos y al espíritu; es aquí
cuando la capacidad de sorprenderse aflora, convirtiéndose el Haikú en un
regalo de la naturaleza, es una manera de entregarle al mundo instantes de paz
y amor.
Flores rosadas
El añoso guayacán
En primavera
Aijah.
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