sábado, 25 de septiembre de 2021

CUENTO INTIMISTA


 

El tiempo se detuvo bajo la sombra del alero de la vieja casona, allí, sentada como siempre Ella, la de los ojos azules y sonrisa amplia, con ese rictus de tristeza en su rostro, su mirada perdida, silenciosa, esperando aquello que jamás llegaría al menos por ahora, la tan ansiada muerte, ya lo había intentado cuatro veces, todos fallidos, no sé si era que realmente no lo quería hacer o contaba con suerte o como decía su hermana, no era aún el momento.

Cuando llego se queda mirándome, perdida, hola Ana, ¿cómo has estado?, sonríe, dando la idea que me reconoce, pero al mirarla a los ojos, veo que no miran, querida, soy Antonia, no pude venir la semana pasada, estuve trabajando en algo que llaman intimista y se me ha dificultado, la verdad, muchísimo, ¿Me has extrañado?, sonríe, con esa sonrisa decadente, pero amplia, su preciosa dentadura también sonríe en su blancura.

De pronto me dice mira mis manos, con estas puedo proyectar sombras, puedo crear el mundo o acabarlo, claro que preferiría esto último, no puedo continuar en este plano, no es mi sitio, me duele, y comienza a darse golpes en la cabeza contra la pared.

¿Te puedo describir mis manos? ¡Claro!, hazlo, me encantará escucharte, pero déjame un momento entro a saludar a tu hermana Sonia y regreso, solo unos minutos, ¿está bien?, el silencio invade el corredor, solo me mira, de pronto exclama ¿Quién eres? ¿Te conozco?, no, no creo, en este sitio solo estamos los que ya partimos y tú tienes cara de mundo, mira el vestido que llevas puesto, muy alto, como altos tus tacones, vas de conquista? Tienes una apariencia terrible, vete, apártate de mí, veo en tu rostro el dolor, el sufrimiento, me grita, no quiero verte más, ya me cansaste, ¿Dónde dejaste mis caminos, mis senderos?, ¿Por qué te apropiaste de ellos, de mi casa, de mi dolor, de mi angustia, de mis sueños?

Cada visita a casa de las primas, era un sendero de dolor, difícil de contener, cada día empeoraba, sus alucinaciones eran terribles, decía leer en nuestros rostros y ademanes situaciones por las que estábamos atravesando, pero además agregaba que escuchaba voces, que le gritaban cosas, que Ella debía obedecer las órdenes que le daban, escúchame Antonia, obedezco órdenes, el día que no ejecute alguno de sus mandatos, uno de Ustedes morirá de manera violenta, si no ejecuto lo que me dicen, me quedaré en letargo total en este mundo que no soporto.

Sentíamos la desesperación, el miedo en sus bellos ojos, y lágrimas corrían por estos, con su memoria prodigiosa, nos relataba casi siempre todo lo feliz que era en la Hacienda de mis tíos, recordaba con detalles la casa de la bisabuela Julia, de quien había heredado ese color de ojos.

De verdad, ya no sabíamos qué hacer, Sonia salió a mi encuentro, esta visita era como un bálsamo para sus heridas, me abrazó y se puso a llorar en mi pecho, mira, tu hermano me dice que no se puede hacer nada, esa maldita esquizofrenia la tiene acabada, lo único que la contiene un poco son los medicamentos que a diario debo darle, pero ya tu sabes cómo es Ella, algunas veces los recibe, otras me engaña y aparecen tirados en cualquier parte, definitivamente ya no sé cómo contenerla.

De manera permanente tengo que estar detrás de Ella, no sé en qué momento pueda atentar contra su vida, todos los días hago un recorrido general, por toda la casa, revisando que no haya nada que pueda alcanzar y lo pueda utilizar para lograr sus propósitos, ya no tengo vida, no sabes lo que me duele el verla en ese estado.

Pienso que hay que hacer algo, mujer llevas años, los mejores años de tu vida dedicados a cuidar de tu hermana, Arnulfo sugiere que lo mejor es internarla, así se nos parta el alma, y se desperdicien los ratos lúcidos que son muchos en el día, Ana, grita, ¡por favor ven!, mi prima y Yo salimos corriendo para ver que quería, tenía en sus manos un turpial, lo estaba acariciando y le cantaba una canción de cuna, quedamos extasiadas, su voz era una total melodía, las lágrimas corrían por sus mejillas y profundos suspiros salían de su corazón, mira, llegó Andrés, me está abrazando, nos miramos llenas de compasión, algunas veces recordaba a su hijo, quien a los dieciocho años se quitó la vida.

Era una tragedia, tras otra tragedia, nos miramos y volvió a nuestros recuerdos ese día, ese terrible día cuando Andrés tomo el arma de su padre y se disparó dentro de su boca, quedando el estudio todo salpicado de sangre, sesos y dolor, qué mañana tan funesta, toda la familia acudió al llamado de la familia, ya sabíamos que en cualquier momento algo así podía ocurrir, él no quería vivir, no le encontraba objetivo ni ilusión a la vida, para él , su existencia carecía de importancia, era levantarse, desayunar, ir al colegio, almorzar, regresar a casa, ponerse a estudiar, dormir, todo en un perfecto círculo vicioso, a diario repetía que se quería matar y nos advertía que tarde que temprano él lo iba a hacer, para dejar de sufrir y que sus padres y su familia no vivieran permanentemente con esa zozobra.

Luego de la visita de Andrés, nos sentamos al lado de Ella a recordar situaciones de la familia, tratábamos por todos los medios de cambiarle el tema, recordamos la historia de la amiga imaginaria de Alicia, otra de nuestras primas, no podíamos de la risa, al recordar ese episodio, igualmente recordamos el día que la bisabuela Julia, correteó por toda la casa a mi hermana Beatriz, la biza no la quería y la hizo salir corriendo, tal pareciera que nuestra familia tenía en su genética algún problema.

En fin, ese día fue casi que maravilloso, estaba Ana más tranquila, tal pareciera que la visita de su Andrés en forma de un pájaro, la había reconfortado, al calor de un delicioso chocolate y una torta deliciosa que hacía Sonia, estuvimos mucho tiempo, charlando, riéndonos, acordándonos de infinidad de situaciones, nuestra familia era numerosa y muy unida y teníamos grandes anécdotas para recordar.

A eso de las 8:00 P:M, me despedí de las primas, Anita no quería que me fuera, me insistió varias veces para que me quedara, le expliqué el por qué no me podía quedar, con el compromiso de volver al día siguiente otro rato en la noche, para otra tertulia maravillosa, nos abrazamos y partí para mi casa, a continuar trabajando en un caso que recientemente me había llegado.

Al día siguiente, me levanté un poco preocupada, llamé a mi hermano y me dijo lo que venía repitiendo desde hacía varios años, a la prima hay que internarla, Sonia está corriendo peligro, no sabemos en qué momento, Ella no se tome las pastas y tenga alguna alucinación y una de esas voces le dé la orden de que atente contra algún miembro de la familia.

Antonia, Ustedes parecieran que evaden la realidad, o se interna quieran o no quieran o preparémonos para una tragedia, esto no es un juego.

Quedé más preocupada que de costumbre, dado que mi hermano era un gran médico Psiquiatra reconocido.

Decidida, me alisté para pasar a eso de las 4:00 de la tarde por la casa de las primas, faltando una hora para salir y mientras terminaba de arreglarme sonó el celular, miré y era Sonia quien me estaba llamando, contesté y enmudecí, me apoyé en el closet, quedando totalmente demacrada, desde el teléfono escuchaba a Sonia, gritando enloquecida, lo hizo, lo hizo, ¡ay¡prima, se colgó del dintel de la puerta de su cuarto, no sé qué hacer, llama a Arnulfo, creo que me estoy enloqueciendo, aterrada, corrí a su casa, sí, allí estaba y sobre su mesa de noche una carta que decía, una voz de hombre me pide que te quite la vida querida hermana, por primera vez desobedecí su orden, por ello he decidido acabar con la mía, perdóname, perdónenme querida familia, no puedo más.

 Imagen de la web. CONSTELACIÓN "Despertando" de Joan Miró.



martes, 21 de septiembre de 2021

TERNURAS DE LA ABUELA





 

El corazón de la abuela, olía a café con leche, Ella molía los granos y luego nos deleitaba con ese aroma tan especial; todos esperábamos a las 7:00 de la noche el cafecito alrededor de la mesa, esta hora era el inicio de los cuentos de espanto, acompañados de una luz mortecina y grandes paredes que hacían del comedor, el lugar propicio para este tipo de historias.

La tetera de estilo barroco, adornaba la mesa, allí hervía el agua y luego al café le colocaba una copita de brandi, haciendo la delicia de todos los nietos.

Nuestros padres desconocían las alcahueterías de la abuelita, era un secreto bien guardado entre Ella y sus nietos.

Ahora me pregunto, si nos reuníamos por el café, los cuentos, el amor de la abuela o por el delicioso sabor a licor.

Imagen de la web

 

lunes, 20 de septiembre de 2021

EL ÙLTIMO CAMINO






 

Aquel árbol

sí, ese árbol de crepúsculos,

de sombras y figuras

de huellas sembradas,

de tiempos y recuerdos

se hunde en la tierra,

se agarra a la tierra

expande sus brazos,

y su follaje esmeralda.

Sobre él caminan los sueños

y las hormigas,

su añoso gemido

traspasa el aire,

y entre sus espacios

afloran los rayos,

y medita la luna.

 

¿Qué recuerdos contienes?

¿Qué miedos padeces?

¿Mensajero supremo?

Te levantas airoso,

tienes una historia

de citas gravadas

sobre tu corteza,

bebes de la savia gea

agitas tu cuerpo

y tu gran melena,

 y puedes ser papel

cajón de madera,

a la espera que alguien

lo habite, o lo vuelva pavesa,

o lo ponga de vestido

para su última cena.


 

ADVERTENCIA

  

¿Y no puedes decir que no lo sabías, durante mucho tiempo te lo estuve advirtiendo, mujer, te acuerdas cuando aún podíamos reunirnos, antes que los misiles destruyeran la aldea y solo quedara el polvo cubriendo nuestra ropa? Ese día, justo el día en que desapareció por un instante el sol y nosotras llenas de pánico corríamos tomadas de la mano para no perdernos y las sirenas aullaban como locas, los niños lloraban y había muerte por todos los lados, sí, ¡claro! Sé que te recuerdas de ese momento, cuando quedaste inmortalizada, inmóvil, de pie, toda vestida de negro, creo que te dije que no miraras hacia atrás, no quería verte convertida en una "estatua de piedra", y fue así como quedaste, erguida, triste, sin esperanza, siempre mirando hacia atrás, con un eterno dolor, inmóvil, hasta el día que te derrumbaste convertida en polvo.

 

Nota: De un pasaje de la biblia cuando la destrucción de Sodoma y Gomorra, solo que en la actualidad no hay quien les avise a tiempo para que puedan huir).





 

miércoles, 15 de septiembre de 2021

MI MADRE

 


Y mi madre sortea las Corrientes

Como gaviotas transatlánticas,

Y prende fuego en las quimeras

Convirtiéndolas en oro, como alquimista.

Recoge el café y grano a grano lo muele

Como cuando muele sus tristezas,

Y cosecha la vida, para luego beberla

En la boca del tiempo/ mi padre.

Y tiende mantas en camas imaginarias

Suspira a través del viento,

Sueña con pasos silenciosos

Senderos de amor, con sus pies cansados,

De duras faenas.

Mi madre, aroma de camia

En nidos de pájaros,

Corazón de presente

Y pechos de nácar. 

Imagen de la web.





miércoles, 8 de septiembre de 2021

MARAVILLAS DE LA NATURALEZA




Y son sus vulvas, las mensajeras

contenedoras de un grano de arena

o de un simple parásito.

 

Silenciosas, como secretos

que celosamente se guardan,

dentro de un cofre.

 

Son las ostras,

segregando la sustancia, dura y cristalina,

 protegiéndose.

 

Y lo cubre y lo envuelve, durante años

con su líquido amniótico, la "madreperla"

 al interior de la ostra.

 

Y brota la vida,

en variados colores

convertida en perlas.


Son solo, adornos naturales

misteriosas, recónditas, reservadas

que regalan los mares o los ríos.

 

Ostras que las abren, brotando sorpresas

¡Oh! Naturaleza que en tu ser anidan

Cantos inimaginables, melodías bellas.

 

Allí donde no existe, discriminación alguna

Por sus bellos colores, tan disímiles

Entre perlas blancas, rosadas, plateadas,

Crema, doradas y negras.

 Imagen de la web

 



 

domingo, 5 de septiembre de 2021

A PALMIRA

 


Palmira, vestido de palma, arrullo de vida

Puerta abierta al amor

suspiro de sueños y recuerdos

pasiones que se quedaron enredados

en el tiempo y en la ensoñación.

 

Eres vestigio de infancia

espacios que se acortan cuando recuerdo

tus calles, tu olor a caña

dulzura del mela’o

apiñado en mi alma

 

Tu viento rara vez sopla

y retiene tu esencia olor a panela,

como el toc toc de los caballos

“victorias” que transitan

por sus calles asfaltadas



¿Qué fue de tus cultivos?

¿Del algodón, del sorgo y el millo?

Ya no veo espantapájaros

sobre tus algodonales,

mi capital agrícola por excelencia.

 

Hoy solo nos acompañan, sembrados de caña

con su quema y su molienda,

y ese guarapo de caña

al lado de la carretera

brindándonos agua fresca.


Imágenes de la web