Siempre el mundo,
lo hemos conocido a través de la historia, con sus guerras religiosas, con sus
ataques, donde unos pocos deciden la vida de muchos, son guerras expansionistas,
para apoderarse de este, fijando fronteras que impiden el paso a los propios,
siendo desplazados por el mundo como parias, dejando atrás su país, su raza, su
familia, su bandera.
Hoy día el mundo, en
plena época de globalización, cierra las fronteras a todos aquellos seres que
huyen de la guerra, teniendo que autoexiliarse en cualquier país,
porque se están muriendo de hambre, por culpa del poder económico,
político y religioso imperante, los misiles aterrizan sobre sus cuerpos, la
sangre rueda por la tierra y por sus carnes flácidas, el hambre invade sus
cuerpos, que son solo pieles adheridas a los huesos, ojos como cuencas
ambulantes y sus piernas, si sus piernas son del grueso de un alambre.
Ya los mares no únicamente
levantan olas, también empujan cuerpos… cuerpos… y cuerpos que se ahogan,
porque huyendo del horror sobre barcas endebles, encuentran su tumba en estos,
no es la historia del TITANIC, es la historia de miles de barcas precarias, con
exceso de seres humanos, cargados de dolor, de miseria, de hambre, con el miedo
reflejado en sus rostros y el llanto que cuelga de sus ojos corriendo como ríos
sobre sus mejillas resecas.
Ante esta
barbarie, miles de seres humanos, solamente miran y observan la masacre
universal, pero no protestan, no levantan la voz, porque creen que esto no es con Ellos,
pero ¡Claro que sí!, ya está a nuestras puertas, es el hambre, las
enfermedades, es el nuevo orden mundial manejado por unos cuantos poderosos,
dueños de la tierra, que necesitan del oxígeno y de la miseria de todos
Nosotros, y todo esto ¿para qué? ¡He, ahí, la gran pregunta! Por favor,
Despertemos.