Sé que me odiabas
que no me resistías
era arrogante, orgullosa
según él, una pseudo intelectual
pequeña burguesa.
Pero un día llegaste
lucía yo un lindo sombrero
y unos diminutos pantaloncitos
de esos que llamábamos calientes
me miraste de arriba abajo
mejor de abajo arriba
Creo que fue el sombrero
pero el odio cambió al instante
me volviste fanática de Mao y Serrat
“tu nombre me sabe a hierba “
me lo creí y nacieron cuatro hijas.
Con el tiempo, tu nombre me sabía a otra cosa
Mao había muerto
el sombrero ya no lucía
y de aquellos pantaloncitos calientes
solo quedaba el recuerdo
el único que sobrevivió fue SERRAT.
Roto el encanto
se lo regalé a mi mejor amiga
lo envié sin una sola arruga
y en muy buen estado
ella lee hoy las tesis de Mao Zedong
y tararea a Joan Manuel Serrat
y yo vuelvo a disfrutar la vida en otros brazos
ahora me encanta la salsa y las Telecomunicaciones.
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