Todos
los días saco a mi perro pepe entre las 7 y 8 de la mañana y en la noche a las 8:00
PM, ¿saben? Es una rutina bien interesante, apenas escucha que abro el cajón
donde tengo guardado las bolsas para recoger sus necesidades, salta como un
loco, sus orejas se levantan más de lo normal, es un perro de raza chihuahua,
inquieto, y resabiado, siempre quiere hacer lo que le gusta, como andar sin arnés,
no obstante, y por una sola vez me le planto y converso con él, le digo, mira
pepe sin el arnés no te puedo sacar, tú te atraviesas las calles y no mides el
peligro, es por tu seguridad y vida que Yo hago esto, el me mira con esos
ojitos redonditos y pequeños que tiene y sé que piensa, ¡imbécil!, como si tu
fueras la que mandaras en mi vida, ja,ja,ja,ja,ja, no estas ni tibia.
Lo
raro es que después recapacito y pienso ¿Te estás volviendo loca?, ya estás
hablando con tu perro, pero luego examino toda la situación y no soy yo sola,
es todo el vecindario que tiene perros.
Me
dispongo a colocarle el lazo, levanta las patas, brinca de la alegría y sale
como dice el poema “muy tieso y muy majo”, bajamos y apenas asoma en la puerta,
todos los vecinos lo saludan, a mí, ni me voltean a mirar, ¡Hola pepe! ¿cómo estás?,
¿cómo fue tu día?, ¡qué perrito más hermoso!, el es consciente de los halagos y
saludos y mueve la cola; la salida al parque con todos estos saludos, dura
aproximadamente 15 minutos, me paso al frente y observo, infinidad de perros
que van al lado de sus dueños, sin lugar a dudas, si bien esta Unidad es de
gente muy joven o de abuelos pensionados, todos tenemos perros, y no solo uno
hay vecinos que tienen hasta.
No
faltan los que pasan por el lado de mi apartamento y apenas lo ven en el balcón
se paran a saludarlo, “cochita” hermosa”, le dicen, hola pepe, ¿por qué tan
solo?, te esperamos acá abajo y el pepe mueve la cola, y me mira feliz.
Lo
que me intriga más, es que todos los dueños de perros, hablan con todos los
perros que salen, los saludan, hasta a mí se me ha pegado la costumbre, hola
Rodrigo, ¿Qué tal matías?, ¿Cómo has seguido?, José, ¿ya estás comiendo mejor? Andrés,
Luca, en fin, todos tienen nombre de humanos, los perros responden al saludo,
moviendo la cola, me miran y sonríen, con esa manera peculiar de reír, cuando
muestran sus dientes afilados y luego sacan la lengua, entonces alguna de las
personas exclama, pobre tiene sed, pero no, no es sed, nos están sacando la
lengua, piensan que somos estúpidos, que nos tienen dominados, y vuelven a sonreír.
Ya
en el parque, todos se reúnen, me imagino que, a conversar, deben contarse
muchas cosas, porque se ven felices, se huelen, se corretean, se coquetean y
hasta algunos se enamoran, y cuando ya cansados de pasearlos, nos queremos
entrar, nos miran y nos dicen: otro ratico, si, por fis, y Nosotros accedemos a
su petición.
Luego
viene el análisis de la situación, y descubro que los perros son nuestros
dueños, ellos son los que nos sacan a pasear, entre Nosotros nos ignoramos,
solo les hablamos a ellos, el supuesto dueño humano solo existe en nuestra imaginación,
esto es de locos, y concluyo ¡Qué vida humana!, tan buena la que nos dan, en
este mundo de perros.