“Año 2021, puertas cerradas, silencios en las afueras
de los hospitales, esperando una señal, que libere de las cadenas de la
incertidumbre, el terrible COVID 19, que no respeta, pasa como vendaval por el
mundo, tomando lo que no le pertenece, la vida”.
Se moja el alma con las lágrimas
que caen con torrencial demencia
con relámpagos y truenos
y desgarramiento de árboles.
Borrasca insuperable
con dolor de puerta cerrada
de grandes silencios, de eternas esperas
con sorpresas inesperadas
de vida o de muerte.
Cada día, con el corazón en la mano
aferrándose a la vida, mirando al infinito,
esperando un milagro,
que al amanecer se liberen las cadenas
y el sol vuelva a brillar,
con la esperanza en sus rayos
y la vida cantando,
sobre la rama de un ciprés
o en el llanto de un bebé,
que espera los brazos de papá
para seguir creciendo.
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