Al mundo le escondieron su sonrisa
colocaron burkas, a sus rostros sin ser musulmanes
nos prohibieron acercarnos
tocarnos, sentirnos,
nos confinaron con barrotes inexistentes
los abrazos se perdieron
como ADN en sunami,
de nuestros labios desapareció su lozanía
quedando como flores marchitas,
nuestros ojos, ya sin brillo
solo miran con temor
¿Y nuestro corazón?
Perdió su ilusión,
se retiró a espacios silenciosos
donde la brisa se siente,
porque un móvil se agita
que regala oraciones bellas
en misales desgastados,
nuestra ilusión y esperanza
una vacuna que no es la cura,
el aniquilamiento en gotas de dolor
y mientras tanto, la vida continúa,
opaca y sin brillo.
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