domingo, 24 de febrero de 2013

EL VERDADERO PECADO

 

 
 
 

Allí está ella, la marmórea, muda y silenciosa, sus grandes ojos dieron la espalda tratando de olvidar el tiempo, se embelesó como siempre lo ha hecho, ante las llamas flameantes, que salían de la casa de su vecino, no pronunció palabra, ni un solo reproche, de todas maneras ya estaba acostumbrada al fulgor rutilante de las llamas o al humo gris, el mismo que observó el mundo entero, cuando millones de judíos murieron asfixiados en las cámaras de gas del periodo de Hitler, quien utilizó el ácido cianhídrico, Zyklon B, el cual en un espacio cerrado se evaporaba por la acción de la temperatura de los cuerpos produciendo la muerte, luego los cuerpos eran incinerados, saliendo un humo denso, pero ella como siempre muda, para ser exactos con la historia contada por ella, se dice que la iglesia prefirió guardar silencio, para no poner en peligro las fuerzas a favor de los judíos, volvió a enmudecer, su seguridad y solides valían mucho, solo fueron 6.000.000 de Judíos, los que murieron en aquel holocausto, y así entre fuego, hogueras, asados y humo ha transcurrido su existencia, una prueba de esto es el humo, este si blanco para demostrar la santidad de todo el conglomerado cardenalicio, cuando después de grandes negociaciones, es la señal que muestra al mundo que AVEMUS PAPA, el elegido, aquel que debe estar preparado para que el poder de la iglesia siga en pie, sin importar el precio que tenga que pagar.
Sus puertas celosamente cerradas, impiden que la brisa álgida, termine por helarle el alma. Sólo sale de ella el vaho y el olor a esperma, la tenue lumbre ilumina las figuras que se reflejan desparramadas, sobre la superficie cargada de arabescos, que señalan un pasado oscuro, el pecado y el crimen creados por las mentes enfermizas de un conglomerado de sotanas negras, con su director de orquesta el hombre de  la bata blanca, mitra, bordón y estola morada, señalando con su índice a todos aquellos seres, que piensan y sienten de manera diferente.
Los cirios encendidos, traen recuerdos de épocas, cuando el ser pirómano era un ejercicio cotidiano, solo se veían faldas, cabello largos, pies descalzos, leña, cruces, un terrible olor a carne asada y luego un gran silencio.
La angustia, el dolor y el clamor de los ojos mirando hacia arriba, esperando algo que nunca llagaba, que los pudiera liberar del sufrimiento, sirvieron de modelo, junto con la mirada inquisidora de las sotanas, para esculpir los rostros de todas aquellas figuras, que reposan de pie, en diferentes posiciones, figuras inesperadas tal cual como quedan los cuerpos, cuando se juega a la “estatua”.
Sus ojos, la apología del delito, mirada turbia, labios lascivos, ceño fruncido, pienso que Cesare Lombroso se sirvió de ellas, para crear su teoría del criminal nato, ya que según su teoría el delito se concibe como resultado de las tendencias innatas, de orden genético, observables en ciertos rasgos físicos o fisonómicos de los delincuentes habituales, creo que si  una cualquiera de estas fuera colocada en medio de personas para ser reconocidas, estoy absolutamente segura que de inmediato sería señalada como el delincuente buscado.
Cerrada, muda, ciega y de espaldas, es como le gusta presentarse, no ve, no oye, no habla y por ello no denuncia, siempre acomodada al poder reinante, lisonjea al esbirro de turno; sus sotanas se pasean entre las multitudes y algunas cargan sobre su cuello grandes cruces de oro de 25 quilates, su caminar suave, como de felino pronto a atacar su pieza, sus ademanes femeninos, para dar idea de santidad; a algunos sus labios los delatan, “dejad que los niños se acerquen a mí, porque de ellos es mi reino”, nadie los censura, nadie osa irse en contra de ellos, porque les caerá inexorablemente la excomunión y el fuego eterno,  definitivamente su práctica habitual ha sido la piromanía.
Por siglos han cargado a los seres humanos con las cadenas del miedo, no les permiten ser libres, se nace con un pecado original, y me pregunto ¿ PECADO DE QUE?, imponen sacrificios como el no carne en semana santa, no interesa que el resto del año, tampoco lo puedan hacer, a esta prohibición se suma, la misa de los domingos, los mil Jesús, el viacrucis, y como la vindicta y el escarnio público, que fueron proscriptos a partir del siglo XVIII, la imagen de un hombre arrastrando una inmensa cruz de madera, cubierto de sangre, lacerado, pasándonos anualmente cuenta de cobro, por algo que no cometimos.
Se dan el lujo de escuchar historias humanas, para luego de manera ceremoniosa, imponer la penitencia, se convierten por no sé qué extraño poder en fiscales acusadores y jueces juzgadores y según su estado de esquizofrenia, el perdón y la pena, les es dictada por su conciencia, la cual va desde rosarios completos para los pecados más graves, tres padres nuestros más un ave María, para aquellos menos graves y luego de manera lenta, su mano derecha porque no puede ser la izquierda, y sus dedos meñique, anular y central un poco inclinados, el dedo índice señalando arriba y el pulgar señalándose a sí mismo, el pobre pecador arrepentido es perdonado, se dice que no pierden absolutamente nada de lo que el universo regala, canalizan y bajan la energía a través del dedo índice y cuando uno cree que el pobre pecador arrepentido, la va a recibir, a través del pulgar, celosamente este se coloca al frente de su cuerpo, para ser ellos a quienes les llegue, son los magos de la magia universal,  nada queda al azar, han creado el pecado para en su magnanimidad poder  absolver al género humano de lo que ellos mismos han establecido, lo anterior cuando no, en una franca posición de poder y arrogancia, su lado esquizofrénico les grita “no es digno de perdón”, entonces esa pobre alma, arrastrará una enorme cadena de culpas y deberá prepararse para cuando parta de este mundo a ser sometido a una rostizada por los siglos de los siglos AMÉN.  


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