domingo, 21 de julio de 2013

LA SIGLA QUE QUIEBRA PAISES

 



Y cuando mis pasos se encaminaron al supermercado, no era capaz de imaginarme que me iba a encontrar con el verdadero significado de aquella sigla que ha venido retumbando en mi cerebro, tratándole de darle una explicación que se salga de toda lógica y que me lleve a concluir que no estamos en peligro.

Pase la avenida de las Aguas por donde transitan unos borradores de color rojo llamados Trasmilenio, cargados de pasajeros autómatas, soñadores que piensan diariamente que  en nuestro país no pasa nada y que se mueven al ritmo de esa fuerza denominada en la física como inercia, se rozan, conversan, ríen y duermen hasta llegar a su destino; Pero al pasar al frente de donde Yo estaba, pensé por un instante  que esa calle ya no era un espacio público, era  un espacio privado entregado a grandes magnates del transporte, por donde solo podían circular sus  relucientes buses, este fue un pequeño pensamiento, pero lo peor estaba por llegar.

Entré al Supermercado, tomé el carrito y comencé a ver una serie de artículos importados, casi que enloquecida empecé a llenarlo presa de una gran excitación, era imposible que todo estuviera tan económico, pero esto fue cuestión de minutos, luego mi corazón explotó de dolor, estaba de frente a la realidad, ese hígado importado a $2.400 pesos la libra, cuando hasta hace poco pagaba $4.900 pesos, ese espagueti a $600,00 pesos, cuando las pastas de mi país costaban $1.350 pesos la media libra, era lo que me separaba del hambre y la miseria de mi país.

Pasaron por mi mente los fabricantes de calzado, los textileros, los agricultores, los trabajadores despedidos de las fábricas, la quiebra de la industria nacional, el paro de los cafeteros, de los arroceros, la sangre de los campesinos que se está derramando en el Catatumbo, el campesino cultivando su pequeña parcela, ¿ sería que valdría la pena contribuir a la quiebra de mi Nación?, afloró ante mi esa conciencia del buen ciudadano, de aquel que ama profundamente su país de origen y comencé a devolver todo lo que había adquirido a precios irrisorios y me carrito se llenó de PATRIA COLOMBIANA, ENFRENTANDO DE UNA VEZ POR TODAS A ESA TEMIBLE REALIDAD, EL TRATADO DE LIBRE COMERCIO-TLC.  

 

 

2 comentarios:

  1. si, eso no solo pasa en Colombia, es una realidad lacerante en nuestros países.

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  2. Felicitaciones si todos obraramos así, no faltaría el trabajo en Colombia, hago lo mismo Colombiano que se respete compra Colombiano.

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