martes, 20 de mayo de 2014

LA PRIMA ALICIA Y SU AMIGUITA LOLA

                                                                       Imagen de la WEB

Fue en un fin de semana, una de las tantas, cuando todos los primos nos reuníamos en mi casa, para dirigirnos a la finca de Simón “el grande”, aquel amigo inmenso de mis padres, compañeros de juventud, persona amable y muy querida por todos, siempre estaba dispuesto a compartir con nosotros, sus hijos putativos, como cariñosamente nos llamaba.

Ese día nos levantamos muy temprano, el sol apenas se asomaba por entre las ramas del árbol de aguacate y el gallo cantaba tres veces, como negándose a aceptar la madrugada. Mientras que nos cepillábamos los dientes, Lola aún no terminaba su desayuno, una suculenta arepa, huevos pericos y una deliciosa tasa de chocolate, con una rodaja de queso, corrí presurosa al comedor para ayudarla con el chocolate, Lola por favor apúrate, antes que el abuelo se vaya y te deje en casa, por fa muévete; el pito de la camioneta mostró sus dientes, era el último aviso, tomé de la mano a Lola y corrí hacia el carro, de un salto me subí, pero Lola, la más pequeña, que apenas contaba con siete años, según nos contaba nuestra prima Alicia, no podía encaramarse, tuvo mi papá que alzarla, obligándola a que se sentara, para que no se fuera a caer.

Siempre era lo mismo, nos tocaba cuidarla so pena que Alicia, llorara todo el camino, porque no teníamos en cuenta a Lola.

Estos paseos eran deliciosos, los nueve primos cuyas edades oscilaban entre los ocho y once años, nos reuníamos casa ocho días, para pasar fin de semana juntos.

Pasadas dos horas de camino, estábamos en la finca, la chorrera nos esperaba, así que nos colocamos el vestido de baño y nos arrojamos al agua, todos cogidos de la mano y mientras nos reíamos y nos aventábamos agua, escuchamos un grito, nuestras miradas se dirigieron al sitio de donde había salido la llamada de auxilio, era la prima Alicia, que con sus grandes ojos azules desorbitados, pedía auxilio, Lola se estaba ahogando, todos nos miramos, Alicia gritaba y lloraba y no atinábamos que hacer.

De pronto el primo Jorge, nadó hasta donde indicaba Alicia, que estaba su amiguita, era la parte más honda , pero todo fue inútil, Jorge no alcanzó a llegar y Lola se ahogó frente a la mirada atónita de Alicia, se hundió sin burbujas, su cuerpo no lo pudimos rescatar, pero lo que si les puedo asegurar, es que después de cuatro años de tener que andar con Alicia y su amiga Lola, fue la primera vez que regresamos a casa más holgados, ya no tuvimos que volverla a esperar, es que eso de tener una amiga imaginaria es muy jodido.


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